lunes, 11 de noviembre de 2013

CHISTES GRACIOSOS

FARMACIA

Entra un tipo en una farmacia:

- ¿Tiene pastillas para los nervios?
- Si.
- ¡¡Pues tómese dos porque esto es un atraco!!

TALLA

- Oye, dile a tu hermana que no está gorda, que sólo es talla "L" fante...


- ¡¡Oye, Oye!!, pero, ¿por qué golpeas a ese maniquí?
- ¡¡¡¡¡Arrrrrrrg!!!!!. ¡¡Es que no soporto a la gente falsa!!



- Camarero, camarero ¿tiene ancas de rana?.
- Sí.
- ¡Entonces pegue un saltito y tráigame un café!.

domingo, 10 de noviembre de 2013

CHISTES DE ANIMALES

Los peces y la memoria de tres segundos

Le dice un pez a otro: -Oye, ¿Sabes que andan diciendo por ahí que solo tenemos memoria de tres segundos? ... -¿Qué? -¿Cómo? ¿Qué dices? -¿Qué?


El hombre comprando entradas para los toros

En una plaza de toros, un hombre que pasaba por allí le dice a otro que estaba en la taquilla comprando entradas: -¿Le gustan los toros amigo? -Si, mucho. -¡Pues tiene usted los mismos gustos que las vacas!

Las gallinas y la pastilla de avecren

Se encuentran dos gallinas por la calle, una llevaba una pastilla de avecren debajo del ala... en esto le dice la otra: -¿Qué llevas debajo del ala? -Son las cenizas de mi madre...

El animal mas religioso

¿Cual es el pájaro más religioso? El ave maria!


sábado, 9 de noviembre de 2013

CHISTES DE LOCOS

El peligro de las carreras de caballos

Dos amigos, le dice uno al otro: -El otro día fui a ver una carrera de caballos... -¿Y qué tal lo pasaste? -Estuvo bien, hasta que me calló la cámara de fotos al suelo, cuando me agaché a recogerla, uno se me subió encima y 
se puso a saltar y a gritar ¡Arre caballo! ¡Arre! -¡Qué loca está la gente! ¿Y qué hiciste? -Pues lo que pude... ¡

quedamos de novenos!

El loco y la tortuga marina

Sale un loco del manicomio y le pregunta a una señora que andaba con una tortuga en una caja: -Disculpe señora, esa tortuga es marina? -Pues si. -Oh pobre Marina! que te hicieron!!

CAPERUCITA ROJA

Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día su madre le dijo: “Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le ayudará. Vete ahora temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides decirle, “Buenos días”, ah, y no andes curioseando por todo el aposento.”

“No te preocupes, haré bien todo”, dijo Caperucita Roja, y tomó las cosas y se despidió cariñosamente. La abuelita vivía en el bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no más había entrado Caperucita Roja en el bosque, siempre dentro del sendero, cuando se encontró con un lobo. Caperucita Roja no sabía que esa criatura pudiera hacer algún daño, y no tuvo ningún temor hacia él. “Buenos días, Caperucita Roja,” dijo el lobo. “Buenos días, amable lobo.” – “¿Adonde vas tan temprano, Caperucita Roja?” – “A casa de mi abuelita.” – “¿Y qué llevas en esa canasta?” – “Pastel y vino. Ayer fue día de hornear, así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para fortalecerse.” – “¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita Roja?” – “Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los habrás visto,” contestó inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en silencio a sí mismo: “¡Qué criatura tan tierna! qué buen bocadito – y será más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fácilmente.” Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo del camino y luCaperucita Roja levantó sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las bellas flores y el canto de los pájaros, pensó: “Supongo que podría llevarle unas de estas flores frescas a mi abuelita y que le encantarán. Además, aún es muy temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena hora.” Y así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, veía otra más bonita, y otra y otra, y sin darse cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el lobo aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa de la abuelita y tocó a la puerta. “¿Quién es?” preguntó la abuelita. “Caperucita Roja,” contestó el lobo. “Traigo pastel y vino. Ábreme, por favor.” – “Mueve la cerradura y abre tú,” gritó la abuelita, “estoy muy débil y no me puedo levantar.” El lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas.
Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño presentimiento que se dijo para sí misma: “¡Oh Dios! que incómoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita.” Entonces gritó: “¡Buenos días!”, pero no hubo respuesta, así que fue al dormitorio y abrió las cortinas. Allí parecía estar la abuelita con su gorro cubriéndole toda la cara, y con una apariencia muy extraña. “¡!Oh, abuelita!” dijo, “qué orejas tan grandes que tienes.” – “Es para oírte mejor, mi niña,” fue la respuesta. “Pero abuelita, qué ojos tan grandes que tienes.” – “Son para verte mejor, querida.” – “Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes.” – “Para abrazarte mejor.” – “Y qué boca tan grande que tienes.” – “Para comerte mejor.” Y no había terminado de decir lo anterior, cuando de un salto salió de la cama y se tragó también a Caperucita Roja.
Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que por casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y pensó, ¡Cómo ronca esa viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingresó al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo tirado allí. “¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!” dijo él.”¡Hacía tiempo que te buscaba!” Y ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó que el lobo podría haber devorado a la viejita y que aún podría ser salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto había hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la pequeñaCaperucita Roja salió rapidísimo, gritando: “¡Qué asustada que estuve, qué oscuro que está ahí dentro del lobo!”, y enseguida salió también la abuelita, vivita, pero que casi no podía respirar. Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó, quiso correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto.
Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y bebió el vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja solamente pensó: “Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me había ya prohibido hacer.”
                                                                               FIN

LA BELLA y Y LA BESTIA

             
Un negociante tenía tres hijas de las cuales la más pequeña era la más hermosa y por eso la llamaban Bella. Bella era una mujer bondadosa que ayudaba mucho a su padre a diferencia de sus hermanas que sólo pensaban en vestidos y novios.

Eran una familia muy pobre,  el padre cada día se preocupaba más por que a sus hijas no les falte comida. Una tarde escuchó que en el pueblo se estaban haciendo muy buenos negocios, así que tomó todo lo que había obtenido de su pobre cosecha y algunas cosas para vender y se fue al pueblo. Las hijas mayores antes de partir le pidieron que les traiga un vestido de regalo. En cambio, Bella - que sabía lo que costaban y el esfuerzo que supondría para su padre - le pidió una rosa.

Luego de terminar sus negocios el padre se dispuso a volver a su hogar, pero como estaba anocheciendo se equivocó de camino y se perdió. Así fue como llegó hasta un castillo y entró para pedir un sitio donde dormir. Como no vio a nadie lo recorrió y llegó a un comedor donde había una mesa servida con deliciosos platos; esperó un rato para ver si volvía el dueño, pero al notar que estaba solo se sentó y comió un poco de cada fuente de comida; luego subió a una habitación y se recostó hasta quedar profundamente dormido.

Cuando despertó al día siguiente, en lugar de sus viejas ropas encontró unas nuevas, se las puso, bajó al comedor, y encontró la mesa servida con un abundante desayuno con cereales, tortas, galletas y dulces. Sentía que algo extraño sucedía porque en el castillo no escuchaba ruidos ni se cruzaba con ninguna persona, pero como todavía le quedaba mucho viaje hasta su hogar bebió y comió mucho. Se preparó para partir cuando recordó que Bella le había pedido una flor; salió al jardín y cortó una rosa de los tantos rosales que rodeaban la casa.

En aquel instante el ruido de unos pasos lo sobresaltó, se dio vuelta y frente a él vio a un ser con cuerpo de hombre pero con una cara que parecía la de un monstruo. Lo miró fijo sin pronunciar palabra hasta que el monstruo le dijo:

- ¿Por qué tienes tanto miedo? Soy una persona igual que tú, aunque por tu cara debes pensar que soy una bestia o algún ser salvaje. Eres un mal agradecido y eso me ofende mucho, te di de comer, te regalé ropas nuevas y ¿Me pagas robando una flor de mi jardín que es lo más sagrado de mi casa?

- Perdone – le respondió el negociante – Mi intención no era hacerle daño, solo deseaba llevarle una rosa de regalo a mi hija.

- Debería matarte por dañar mi rosal, pero te perdonaré con la condición de que me traigas a tu hija.

El negociante volvió a su hogar amargado pensando como salvar su vida y la de su hija. Al llegar le contó a Bella lo sucedido, sin embargo,  esta que amaba a su padre lo tranquilizó y le dijo que iría al castillo para ver que quería esa bestia.

Así marcharon los dos en la madrugada, caminaron casi hasta el mediodía hasta que llegaron a las puertas del castillo. Cuando la bestia los recibió Bella se escondió detrás de su padre temblando de miedo.

- Te puedes marchar y dejar a tu hija en el castillo, no le haré ningún mal sólo deseo un poco de compañía- le dijo la bestia al padre. Lo que buscaba en realidad era una mujer que lo amara.

Pasaron los días y la bestia era muy bueno con Bella, le preparaba comidas tan ricas como nunca había probado, le enseñó a trabajar con las plantas y hasta le regaló uno de los rosales.

Una tarde recibió la visita de su hermana mayor que le contó que su padre estaba muy enfermo, llorando le suplicó a la bestia que la deje ir a su casa para poder cuidar de él, prometiéndole volver en cuanto se recupere. Antes de que Bella se fuera él le obsequió una rosa para que lo recuerde, le declaró su amor y le propuso matrimonio para gran sorpresa de ella que nunca había sospechado nada, ni siquiera se le había pasado por la cabeza la posibilidad de tener una relación con él, a pesar del cariño enorme que sentía. No encontraba las palabras para negarse sin herirlo, sólo lo miró con lágrimas en los ojos, lo abrazó y le dijo:

- Perdón, pero no puedo-

- ¿Es por mi fealdad? Nunca me lo dijiste, pero te parezco un monstruo ¿no? – le preguntaba la Bestia mientras se tapaba la cara para que Bella no lo vea llorar.

Bella sólo le dijo que debía irse lo más rápido posible a lo de su padre porque la necesitaba mucho. Y así partió camino a su hogar. En el recorrido no dejaba de pensar en la propuesta y lo que más le asombró fue darse cuenta que sentía tristeza por haberlo dejado sólo en el castillo; igualmente no debía darle vueltas al asunto porque lo más importante en ese momento era la salud de su padre.

El padre estaba enfermo en la cama y le costaba hablar, pero al ver a Bella, los ojos se le iluminaron de felicidad. La presencia de su hija menor y el saber que ella se encontraba bien, lo reanimó de tal modo que en pocas semanas estuvo listo para levantarse y retomar su vida habitual.

Bella lo ayudaba a trabajar y se encargaba de los quehaceres de la casa, y al estar tan ocupada se olvidó del castillo y de la Bestia.

Una noche soñó que la Bestia se estaba muriendo, se despertó sobresaltada y angustiada porque el sueño había sido muy real, no logró dormirse hasta que al amanecer se levantó, puso algo de ropa en la maleta, le explicó al padre que debía volver al Castillo.


Al llegar, buscó en vano a la Bestia por todas las habitaciones y salones, hasta que salió al jardín y lo encontró tirado al lado del rosal, corrió hacia él y lo llevó adentro para cuidarlo y bajarle la fiebre.

Sentada junto a su cama lo miraba Si no llegaba a tiempo podría haber muerto, y  haberlo perdido para siempre - pensaba Bella-¿qué me esta pasando? .

 Aunque en el fondo sabía que estaba enamorada de él no quería admitirlo. 

Al despertar la Bestia le dijo a Bella: 

- ¿Qué haces en mi casa? Pensé que nunca volvería a verte ¿por qué volviste?

- Es difícil de explicar, pero al verte así enfermo pensé que te podrías haber muerto y me di cuenta de que te quería. Me enseñaste con tus actos que en la vida es más importante para ser feliz tener al lado un hombre bueno que me cuide y me ame, que tener un hombre físicamente apuesto – Bella lo tomó de las manos y con una sonrisa le dijo – si tu propuesta sigue en pie mi respuesta es sí, quiero que nos casemos.

Fue tanta la felicidad de la Bestia que la abrazó, la besó y ocurrió lo inesperado: su rostro empezó a transformarse; Bella se asustó y se alejó de él.

- No temas – la tranquilizó la Bestia – hace años una bruja me hechizó convirtiéndome en un monstruo, para recuperar mi verdadero aspecto una mujer debía aceptar casarse conmigo y amarme a pesar de mi fealdad.

De esta manera, la Bestia se convirtió en un apuesto Príncipe. Fueron a pedir la mano al padre de Bella para casarse, quien se la accedió con gran alegría; y un mes más tarde celebraron la boda en el castillo y fueron muy felices por siempre.

LA BELLA DURMIENTE

Hace muchos años vivían un rey y una reina quienes cada día decían: "¡Ah, si al menos tuviéramos un hijo!" Pero el hijo no llegaba. Sin embargo, una vez que la reina tomaba un baño, una rana saltó del agua a la tierra, y le dijo: "Tu deseo será realizado y antes de un año, tendrás una hija."

Lo que dijo la rana se hizo realidad, y la reina tuvo una niña tan preciosa que el rey no podía ocultar su gran dicha, y ordenó una fiesta. Él no solamente invitó a sus familiares, amigos y conocidos, sino también a un grupo de hadas, para que ellas fueran amables y generosas con la niña. Eran trece estas hadas en su reino, pero solamente tenía doce platos de oro para servir en la cena, así que tuvo que prescindir de una de ellas.

La fiesta se llevó a cabo con el máximo esplendor, y cuando llegó a su fin, las hadas fueron obsequiando a la niña con los mejores y más portentosos regalos que pudieron: una le regaló la Virtud, otra la Belleza, la siguiente Riquezas, y así todas las demás, con todo lo que alguien pudiera desear en el mundo.

Cuando la décimoprimera de ellas había dado sus obsequios, entró de pronto la décimotercera. Ella quería vengarse por no haber sido invitada, y sin ningún aviso, y sin mirar a nadie, gritó con voz bien fuerte: "¡La hija del rey, cuando cumpla sus quince años, se punzará con un huso de hilar, y caerá muerta inmediatamente!" Y sin más decir, dio media vuelta y abandonó el salón.

Todos quedaron atónitos, pero la duodécima, que aún no había anunciado su obsequio, se puso al frente, y aunque no podía evitar la malvada sentencia, sí podía disminuirla, y dijo: "¡Ella no morirá, pero entrará en un profundo sueño por cien años!"

El rey trataba por todos los medios de evitar aquella desdicha para la joven. Dio órdenes para que toda máquina hilandera o huso en el reino fuera destruído. Mientras tanto, los regalos de las otras doce hadas, se cumplían plenamente en aquella joven. Así ella era hermosa, modesta, de buena naturaleza y sabia, y cuanta persona la conocía, la llegaba a querer profundamente.

Sucedió que en el mismo día en que cumplía sus quince años, el rey y la reina no se encontraban en casa, y la doncella estaba sola en palacio. Así que ella fue recorriendo todo sitio que pudo, miraba las habitaciones y los dormitorios como ella quiso, y al final llegó a una vieja torre. Ella subió por las angostas escaleras de caracol hasta llegar a una pequeña puerta. Una vieja llave estaba en la cerradura, y cuando la giró, la puerta súbitamente se abrió. En el cuarto estaba una anciana sentada frente a un huso, muy ocupada hilando su lino.

"Buen día, señora," dijo la hija del rey, "¿Qué haces con eso?" - "Estoy hilando," dijo la anciana, y movió su cabeza.

"¿Qué es esa cosa que da vueltas sonando tan lindo?" dijo la joven.

Y ella tomó el huso y quiso hilar también. Pero nada más había tocado el huso, cuando el mágico decreto se cumplió, y ellá se punzó el dedo con él.

En cuanto sintió el pinchazo, cayó sobre una cama que estaba allí, y entró en un profundo sueño. Y ese sueño se hizo extensivo para todo el territorio del palacio. El rey y la reina quienes estaban justo llegando a casa, y habían entrado al gran salón, quedaron dormidos, y toda la corte con ellos. Los caballos también se durmieron en el establo, los perros en el césped, las palomas en los aleros del techo, las moscas en las paredes, incluso el fuego del hogar que bien flameaba, quedó sin calor, la carne que se estaba asando paró de asarse, y el cocinero que en ese momento iba a jalarle el pelo al joven ayudante por haber olvidado algo, lo dejó y quedó dormido. El viento se detuvo, y en los árboles cercanos al castillo, ni una hoja se movía.

Pero alrededor del castillo comenzó a crecer una red de espinos, que cada año se hacían más y más grandes, tanto que lo rodearon y cubrieron totalmente, de modo que nada de él se veía, ni siquiera una bandera que estaba sobre el techo. Pero la historia de la bella durmiente "Preciosa Rosa," que así la habían llamado, se corrió por toda la región, de modo que de tiempo en tiempo hijos de reyes llegaban y trataban de atravesar el muro de espinos queriendo alcanzar el castillo. Pero era imposible, pues los espinos se unían tan fuertemente como si tuvieran manos, y los jóvenes eran atrapados por ellos, y sin poderse liberar, obtenían una miserable muerte.

Y pasados cien años, otro príncipe llegó también al lugar, y oyó a un anciano hablando sobre la cortina de espinos, y que se decía que detrás de los espinos se escondía una bellísima princesa, llamada Preciosa Rosa, quien ha estado dormida por cien años, y que también el rey, la reina y toda la corte se durmieron por igual. Y además había oído de su abuelo, que muchos hijos de reyes habían venido y tratado de atravesar el muro de espinos, pero quedaban pegados en ellos y tenían una muerte sin piedad. Entonces el joven príncipe dijo:

-"No tengo miedo, iré y veré a la bella Preciosa Rosa."-

El buen anciano trató de disuadirlo lo más que pudo, pero el joven no hizo caso a sus advertencias.

Pero en esa fecha los cien años ya se habían cumplido, y el día en que Preciosa Rosa debía despertar había llegado. Cuando el príncipe se acercó a donde estaba el muro de espinas, no había otra cosa más que bellísimas flores, que se apartaban unas de otras de común acuerdo, y dejaban pasar al príncipe sin herirlo, y luego se juntaban de nuevo detrás de él como formando una cerca.

En el establo del castillo él vio a los caballos y en los céspedes a los perros de caza con pintas yaciendo dormidos, en los aleros del techo estaban las palomas con sus cabezas bajo sus alas. Y cuando entró al palacio, las moscas estaban dormidas sobre las paredes, el cocinero en la cocina aún tenía extendida su mano para regañar al ayudante, y la criada estaba sentada con la gallina negra que tenía lista para desplumar.

Él siguio avanzando, y en el gran salón vió a toda la corte yaciendo dormida, y por el trono estaban el rey y la reina.

Entonces avanzó aún más, y todo estaba tan silencioso que un respiro podía oirse, y por fin llegó hasta la torre y abrió la puerta del pequeño cuarto donde Preciosa Rosa estaba dormida. Ahí yacía, tan hermosa que él no podía mirar para otro lado, entonces se detuvo y la besó. Pero tan pronto la besó, Preciosa Rosa abrió sus ojos y despertó, y lo miró muy dulcemente.

Entonces ambos bajaron juntos, y el rey y la reina despertaron, y toda la corte, y se miraban unos a otros con gran asombro. Y los caballos en el establo se levantaron y se sacudieron. Los perros cazadores saltaron y menearon sus colas, las palomas en los aleros del techo sacaron sus cabezas de debajo de las alas, miraron alrededor y volaron al cielo abierto. Las moscas de la pared revolotearon de nuevo. El fuego del hogar alzó sus llamas y cocinó la carne, y el cocinero le jaló los pelos al ayudante de tal manera que hasta gritó, y la criada desplumó la gallina dejándola lista para el cocido.

Días después se celebró la boda del príncipe y Preciosa Rosa con todo esplendor, y vivieron muy felices hasta el fin de sus vidas.
                                                                         FIN 

CENICIENTA

EL CUENTO DE LA CENICIENTA

cenicienta fegando
Hubo una vez, hace mucho, mucho tiempo una joven muy bella, tan bella que no hay palabras para describirla. Se llamaba Cenicienta
Cenicienta era pobre, no tenía padres y vivía con su madrastra, una mujer viuda muy cascarrabias que siempre estaba enfadada y dando ordenes gritos a todo el mundo.
madrastra de cenicienta dando ordenes a todo el mundo
Con la madrastra tambien vivían su dos hijas, que eran muy feas e insoportables.Cenicienta era la que hacía los trabajos más duros de la casa, como por ejemplo
cenicienta lavando el suelo
limpiar la chimenea cada dia, por lo que sus vestidos siempre estaban sucios o manchados de ceniza, por eso las personas del lugar la llamaban cenicienta. Cenicienta apenas tenia amigos, solo a dos ratoncitos muy simpáticos que vivían en un agujero de la casa.
   Un buen día, sucedió algo inesperado; el Rey de aquel lugar hizo saber a todos los habitantes de la región que invitaba a todas las chicas jovenes a un gran baile que se celebraba en el palacio real.
palacio del baile a donde va cenicienta
El motivo del baile era encontrar una esposa para el hijo del rey; el principe! para casarse con ella y convertirla en princesa.
La notícia llego a los oidos de cenicienta y se puso muy contenta. Por unos instantes soño con que sería ella, la futura mujer del principe. La princesa!
Pero, por desgracia, las cosas no serían tan faciles para nuestra amiga cenicienta
La madrastra de cenicienta le dijo en un tono malvado y cruel: - Tú Cenicienta, no irás al baile del principe, porque te quedarás aqui en casa fregando el suelo, limpiando el carbon y ceniza de la chimenea y preparando la cena para cuando nosotras volvamos.
Cenicienta esa noche lloró en su habitación, estaba muy triste porque ella quería ir al baile y conocer al príncipe.
Al cabo de unos dias llegó la esperada fecha: el día del baile en palacio
hermanastras de cenicienta
Cenicienta veia como sus hermanastras se arreglaban y se intentaban poner guapas y bonitas, pero era imposible, porque eran muy feas de tan malas que eranpero sus vestidoseran muy bonitos!
Al llegar la noche, su madrasta y hermanastras partieron hacia el palacio real, y cenicienta, sola en casa, una vez más se puso a llorar de tristeza.
Entre llanto y llanto, dijo en voz alta: - ¿Por qué seré tan desgraciada? Por favor, si hay algun ser mágico que pueda ayudarme.. decía cenicienta con desesperación.
De pronto, sucedió algo increible; se le apareció un hada Madrina muy buena y muy poderosa.
ada madrina de cenicienta
Y con voz suave, tierna y muy agradable le dijo a cenicienta; - No llores más, te ayudaré.
De verdad ? dijo cenicienta un poco incrédulapero como vas a ayudarme ? no tengo ningun vestido bonito para ir al baile y mis zapatos estan todos rotos!
La hada madrina saco su varita mágica y con ella toco suavemente a cenicienta, y al momentooh!, que milagro! un maravilloso vestido apareció en el cuerpo de cenicienta, así como tambien unos preciosos zapatos.
maravilloso vestido de cenicienta
Ahora ya puedes ir al baile de palacio cenicienta, peroten en cuenta una cosa muy importante: tu vestido a las 12 de la noche volverá a ser los arapos que llevas ahora.
Hay algo más que debes saber, delante de la casa te espera un carruaje que te llevará al gran baile en palacio, pero a las 12 de la noche, se transformará en una calabaza!. Bien, dijo cenicienta, ya soy feliz, solo por poder ir al baile.
carruaje cenicienta
Cuando cenicienta llego al palacio, causo mucha impresion a todos los asistentes, nadie nunca habia visto tanta belleza, cenicienta estaba preciosa!
El principe, no tardo en darse cuenta de la presencia de esa joven tan bonita. Se dirigió hacia ella y le preguntó si queria bailar.

Cenicienta, dijo si!, claro que sí! Y estuvieron bailando durante horas y horas
el principe y la cenicienta bailando
Las hermanastras de cenicienta no la reconocieron, debido a que ella siempre iba sucia y llena de ceniza, incluso se preguntaban quien sería aquella chica tan preciosa.
Pero de repenteoh!, dijo cenicienta, son casi las 12 de la noche, mi vestido esta a punto de convertirse en una ropa sucia, y el carruaje se transformará en una calabaza!
- ¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! le dijo al príncipe que estaba en sus brazos bailando.
zapato de cristal de cenicienta
Salió a toda prisa del salon de baile  bajó la escalinata hacia la salida de palacio perdiendo en su huída un zapato, que el príncipe encontró y recogió.
A partir de ese momento, el principe ya sabia quien iba a ser la futura princesa la joven que habia perdido el zapato!, pero..caramba!, exclamo el principe, pero si no se ni como se llama, y mucho menos donde vive!
   Para encontrar a la bella joven, el principe ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato.
Envió a sus sirvientes a recorrer todo el reino. Todas las jovenes, chicas y mujeres se probaban el zapato, pero no había ni una a que pudiera calzarse el zapato.
zapato de cenicienta
Al cabo de unas semanas, los sirvientes de palacio llegaron a casa de Cenicienta.
La madrastra llamó a sus feas hijas para que probasen el zapato, pero evidentemente no pudieron calzar el zapato.
Uno de los sirvientes del principe vio a cenicienta en un rincon de la casa, y exclamo: -eh!, tu tambien tienes que provarte el zapato!
La madrastra y sus hijas dijeron: -por favor!, como quiere usted que cenicienta sea la chica que busca el principe?, ella es pobre, siempre esta sucia y no fue a la fiesta de palacio!
cenicienta se calza  el zapato
Pero cuando cenicienta se puso el zapato y le encajo a la perfecciontodos los presentes se quedaron de piedra!, -oooh!, es ella! la futura princesa!
ratones amigos de cenicientaInmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos dias se casó con el príncipe, por lo que fue una princesa!
Nunca más volvío con su madrastra, vivío feliz en palacio hasta el último de sus días.
                  FIN.

BLANCANIEBES

En un país muy lejano vivía una bella princesa llamada Blancanieves, que tenía una madrastra, la Reina, muy vanidosa.
La madrastra preguntaba a su espejo mágico
- Espejito, espejito, di, ¿Quién es la más bella de todas las mujeres?
Y el espejo contestaba :
- Tú eres, oh Reina, la más bella de todas las mujeres.
Y fueron pasando los años. Un día la Reina preguntó, como siempre, a su espejo mágico:
- Espejito, espejito, di, ¿Quién es la más bella de todas las mujeres?
Pero esta vez el espejo contestó:
- La más bella es Blancanieves.
Entonces la Reina, llena de ira y de envidia, buscó un cazador y le ordenó:
- Llévate a Blancanieves al bosque, mátala y como prueba de haber realizado mi encargo, tráeme en este cofre su corazón.
Pero cuando llegaron al bosque, el cazador sintió lástima por la inocente joven y la dejó huir, sustituyendo su corazón por el de uno jabalí.
Blancanieves, al verse sola, sintió miedo y lloró. Llorando y caminando pasó la noche, hasta que, al amanecer, llegó a una claro en el bosque y descubrió allí una casa preciosa.
Entró sin dudarlo. Los muebles eran pequeñísimos y, sobre la mesa, había siete platillos y siete cubiertos diminutos. Subió a una habitación, que estaba ocupada por siete camitas. La pobre Blancanieves, agotada después de caminar toda la noche por el bosque, juntó todos las camitas y al momento se quedó dormida.
Por la tarde llegaron los propietarios de la casa, siete enanos que trabajaban en unas minas y que se admiraron al descubrir a Blancanieves.
Entonces ella les explicó su triste historia. Los enanos suplicaron a la niña que se quedase con ellos y Blancanieves aceptó, se quedó en vivir con ellos y todos eran felices.
Mientras tanto, en palacio, la Reina volvió a preguntar al espejo:
- Espejito, espejito, ¿quien es ahora la más bella?
- Sigue siendo Blancanieves, que ahora vive en el bosque en casa de los enanos.
Furiosa y vengativa como era, la cruel madrastra se disfrazó de inocente viejecita y se dirigió hacia la casita del bosque.
Blancanieves estaba sola, porque los enanos estaban trabajando en la mina. La malvada Reina ofreció a la niña una manzana envenenada y cuando Blancanieves le dio el primer mordisco, cayó desmayada.
Al volver, ya de noche, los enanos a su casa, encontraron a Blancanieves tumbada en el suela, pálida y quieta, creyeron que había muerto y le construyeron una urna de cristal para que todos los animales del bosque se pudiesen despedir.
En aquel momento apareció un príncipe montado sobre un majestuoso caballo y solo contemplar a Blancanieves quedó enamorado de ella. Quiso despedirse besándola y de repente, Blancanieves volvió a la vida, porque el beso de amor que le había hecho el príncipe rompió el encantamiento de la malvada Reina.
Blancanieves se casó con el príncipe y expulsaron a la cruel Reina. Y desde entonces todos vivieron felices.
                                            FIN